¿Qué nos queda entonces por hacer?

En la vida hay muchas cosas que no tienen explicación, acontecimientos, procesos, gente nueva que llega tu vida, penas, alegrías y muchas otras más.

Suceden cosas sin saber porque están ocurriendo, ya que para uno todo iba bien hace algunos días, no habían problemas, la pasabas bien, pero de un día a otro todo se cayó y no entendíamos ni entenderás jamás, a lo mejor, que sucedió.

Hay gente que llega al camino de nuestra vida sin saber por qué razones entraron en él, pero llega y ya no hay nada más que hacer. Comenzamos a tener un feeling inexplicable. A veces es tan fuerte que te encuentras conectado con aquella personas, presentimos si algo anda mal con ella o él, se telefonean o mensajean al mismo tiempo sin saberlo, por alguna extraña razón podemos llegar a entender y/o saber si algo está bien o mal, sin necesidad de escuchar su voz, entre otras cosas.

Estas cosas a veces te causan miedo y hasta pánico ya que tratas de buscarle explicación a lo inexplicable, pero no la encuentras, por más que piensas y piensas en una respuesta concreta y convincente.

No sabemos cómo podemos llegar a querer a alguien, sin tener un previo conocimiento, muchas veces, de quien fue antes de llegar a tu vida… pero eso no importa, solo importa lo que es ahora y contigo en la amistad.

A veces mantenemos una relación amorosa por meses, inclusive años, pensamos que esa persona es el amor de nuestra vida, que entró en tu ella para no salir más, decimos que es lo que siempre quisimos y pensamos que pasaremos junto a esa persona hasta el fin de nuestros días… pero un día sin darte cuenta la relación que tan bien iba avanzando llega a hacerse insostenible y en cosa de minutos todo se termina sin previo aviso y ya no hay más… los caminos se separan y uno queda ahí buscando y ahogándose por encontrar una bendita y necesaria explicación,  pero por más que analizas paso a paso todo, no encuentras nada.

Otras veces llega una maldita enfermedad, de esas que aparecen dentro de uno sin tocar la puerta, entrar y quieren gobernar nuestra vida y hacen todo lo posible por derribarnos, en esta situación también comenzamos con cuestionamientos y preguntas, tales como: ¿qué pasó?, ¿en qué momento, si yo estaba tan bien y más vital que nunca?... y adivinen, tampoco encontramos el punto de partida, así comenzamos a escarbar por encontrar la famosa y angustiante explicación y no llegas a nada.

¿Qué nos queda entonces por hacer?

Dejar de buscar esas explicaciones, ya que solo nos producen un gran desgaste de energía, depresiones, angustias, ansiedades y muchas veces nos hacen equivocarnos más, nos paralizan sin dejarnos disfrutar lo lindo, bueno y educativo que puede llegar a ser cada una de esas experiencias y momentos, porque por más que traigan consigo malas cosas y desilusiones te ayudan a crecer y sacar una fortaleza que siempre tenemos oculta pero no sabemos que está dentro de nosotros.

Entonces no perdamos segundos de nuestra vida tratando de encontrar las respuestas en el momento que queramos encontrarlas, porque quizás no estemos preparados o preparadas aún para recibirlas, por eso no aparecen por ningún lado. Preocupémonos de vivir cada proceso y/o persona que traiga la vida a nuestro camino, el tiempo se encargará de darnos las respuestas que necesitemos, pero siempre y cuando estemos listos (as) para recibirlas, basta de desperdiciar tiempo tratando de buscar explicaciones donde no las hay y perdamos de disfrutar junto a alguien que posiblemente mañana ya no esté con nosotros o algo que con el tiempo no podremos realizar, no busquemos arrepentirnos por esos cuestionamientos absurdos, que nada bueno traen.

Ahora comencemos a preocuparnos de disfrutar lo que nos llega y de aprender a vivir felices sin caer al suelo de manera permanente por lo que ya se fue y no volverá, el tiempo argumentará las razones y veremos que sólo fue sabiduría de la vida lo que pasó en aquellas oportunidades.